Jornada de Momentos
Eclesiastés 3: 1, 13 Hay un tiempo señalado para todo, y hay un tiempo para cada suceso bajo el cielo: además, que todo hombre que coma y beba y vea lo bueno en todo su trabajo, eso es don de Dios. (LBLA)
Mientras trabajaba en una caféteria para los desamparados y marginados, un joven de quizás 16 años de edad entró a regañadientes. Parecía nervioso, apretando fuertemente su mochila. Se quedó apenas en el umbral de la puerta, así que me acerqué, lo saludé, me presenté y le invité a comer y beber.
“Lo que necesito es usar el baño. ¿Puedo usarlo?” Le contesté: “Por supuesto.” Y lo acompañe al baño de los hombres. Él vaciló un poco, luego con la cabeza inclinada preguntó si era un cuarto de baño de solo una persona. Ah, yo sabía lo que esto significaba y maldije la imagen masculina en la puerta del baño. Entré en el baño, comprobando que estaba vacío. Entonces le dije a este joven: “Mira, no tienes nada de qué preocuparte, me quedaré aquí para asegurarme de que nadie entre.”
Lo que pasó después me sorprendió. Este joven me miró y me dirigió una fantástica sonrisa de alivio. Luego, rasgándome, me dio unas palmaditas en el hombro y me agradeció cuando entro. Más tarde (después de preguntar sus pronombres preferidos), Alejandro me dijo que había pasado mucho tiempo desde que había podido usar un aseo limpio en paz. Se dio cuenta del botón del arco iris en mi suéter y durante el almuerzo hablamos de su transición y cómo se vio obligado a abandonar la casa de sus padres. Había estado en la calle durante un par de semanas y me dolía el corazón. Afortunadamente teníamos información sobre una organización que ayuda a los jóvenes desamparados homosexuales, lesbianas, bisexuales, trans y queer (GLBTQ) gracias a Dios que tenían espacio para Alejandro en esa noche.
Sabemos que “hay una estación y un tiempo para cada asunto bajo el cielo”, especialmente en aquellos momentos en que decidimos ser auténticos y fieles a nosotros mismos. Salir es una jornada de momentos: momentos de dolor, momentos de alegría, momentos de sentirse perdido y momentos de ser encontrados. Al final, es el don de Dios que todos debemos comer y beber y disfrutar de todo nuestro trabajo de ser lo que Dios quiere que seamos, nosotros mismos! Alejandro y yo compartimos ese momento y yo sentí que estaba en el parentesco de Dios.
Oración: Que nuestro nuevo año esté lleno de momentos con la familia de Dios de amor, paz, fe y esperanza, sin importar la temporada, en Jesucristo. Amen.
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